Ahora para siempre.

Dije que no nos quedaba nada, pero me equivoqué: quedan, por lo menos, las esquirlas de tus promesas rotas, esquirlas que se mueven en mi sangre, me envenenan y me consuelan con su dolor...

La verdad es que no me arrepiento de nada, salvo, tal vez, de haberte creído.
Adiós, hasta nunca, espero.
(Prometiste que volverías a ser tú, que volverías a mí, pero no te creo, ya no... Eso también me duele)

contador de visitas
relojes websrelojes gratis para blog