El problema no es buscar
es saber qué estoy buscando
en fin, pase lo que pase en estos meses
siempre quedará el sexo, los libros y el suicidio.
     Estoy atrapada dentro de mí misma. Ahora que no puedo hablar con vos no lo he hablado con nadie, no porque te quiera más que al resto ni mucho menos, sino que porque para hablarlo tendría que explicar muchas cosas y no me es simple, a veces tengo la intención de hacerlo pero me encuentro estancada en las palabras que se pueden usar, en las caras de incomprensión, y decido al final que no vale la pena. Y tampoco es que cambie nada hablar las cosas, es más una cuestión de satisfacción personal, no sentirme tan sola en medio del mar como me siento ahora.
     Últimamente ni siquiera me dejan dormir. Hablan toda la noche, siempre cuando trato de dormir me llaman, a veces enojados, a veces riéndose. No sé cuál de las dos situaciones es peor. A mí me hablan en otros lenguajes casi siempre, aunque a veces puedo entender mi nombre entre sus palabras, no sé cómo te pasará a ti. Me aterran, aunque dentro de la lógica sé que no pueden hacerme daño, pero es difícil dejar de tenerles miedo, las risas todavía me dan escalofríos. Además, cuando logro quedarme dormida, siguen ahí en mis sueños, no siempre, pero varias noches a la semana (hablando de sueños, el otro día soñé con vos, pero esa es una historia para otro día).
     No quiero que pienses que esto es como una pseudo-declaración de amor ahora a la distancia (no creo que seas tan imbécil, pero nunca se sabe). Es más como tratar de espantarlos, de que se callen un rato, qué sé yo, se hace lo que se puede. 
     Si lees o no lees esto, da lo mismo. En fin, buenas noches.
     


A veces te echo de menos
pero poquito
No me dejan tranquila
No me dejan tranquila
No me dejan tranquila

Si estás leyendo esto, necesito ayuda.
(ay, te echo de menos)

Zamba para olvidar

Zamba para olvidar - Mercedes Sosa
No sé para qué volviste
si yo empezaba a olvidar.
No sé si ya lo sabrás,
lloré cuando vos te fuiste.
No sé para qué volviste,
que mal me hace recordar. 

La tarde se ha puesto triste,
y yo prefiero callar.
Para qué vamos a hablar
de cosas que ya no existen.
No sé para qué volviste,
ya ves, es mejor no hablar. 

Que pena me da saber que al final
de este amor ya no queda nada,
sólo una pobre canción
que da vueltas por mi guitarra
y hace rato que te extraña,
mi zamba para olvidar.

Mi zamba vivió conmigo
parte de mi soledad.
No sé si ya lo sabrás,
mi vida se fue contigo,
que mal me hace recordar. 

Mis manos ya son de barro
de tanto apretar el dolor,
y ahora que me falta el sol
no sé qué venís buscando,
llorando, mi amor, llorando,
también olvídame vos.

Charles Baudelaire, La masque (fragmento)

Mais pourquoi pleure-t-elle? Elle, beauté parfaite,
qui mettrait à ses pieds le genre humain vaincu,
quel mal mystérieux ronge son flanc d'athlète?

Elle pleure insensé, parce qu'elle a vécu!
Et parce qu'elle vit! Mais ce qu'elle déplore
surtoute, ce qui la fait frémir jusqu'aux genoux,
c'est que demain, hélas! il faudra vivre encore!

Pero, ¿por qué llora ella? Ella, belleza perfecta,
que pondría a sus pies al género humano vencido,
¿qué mal misterioso corroe su flanco de atleta?

Ella llora insensata, ¡porque ella ha vivido!
¡Y porque ella vive! Mas lo que ella deplora
sobre todo, lo que la hace temblar hasta las rodillas,
es que mañana, ¡ah,!¡tendrá que vivir todavía!

Gustavo Cerati - Puente





Hoy te busqué en la rima que duerme con todas las palabras.

Si algo callé es porque entendí todo, menos la distancia.

Desordené átomos tuyos para hacerte aparecer un día más,  un día más..

Arriba el sol, abajo el reflejo de cómo estalla mi alma

ya estás aquí y el paso que dimos es causa y es efecto..

Cruza el amor, yo cruzaré los dedos, y gracias por venir!

Adorable puente se ha creado entre los dos



04/09/14  Buen viaje, Gustavo

                Gracias totales, y gracias por venir.-
ah, la risa
tan difícil de controlar

pasas que cosan

no, no me pasa nada, es sólo que algunos días es peor que otros, vos sabes
a veces
yo no

Quédate con tu Borges

Él te ofrece un recuerdo de una flor amarilla
vista al anochecer
años antes que tú nacieras
interesante puchas que interesante
en cambio yo no te prometo nada
ni dinero ni sexo ni poesía
un yogur es lo más que que podría ofrecerte
N. Parra

Desaparece

18/9/13

     Qué quieres que te diga, no quería estar contigo en ese momento, tan ridículo tú... Detesto tu voz, tus ojos, tu olor; te abracé y te solté en seguida porque había que acabar con las mentiras, con ese teatro. Me dijiste "ella es muy histriónica", y yo pensé "tú eres muy histriónico", falso, vacío, crees que eres mucho y en verdad no eres nada, me causas desprecio, asco.
     Después estaba ella, que hasta lloró por ti ese día, por ti que no eres más que una cáscara llena de la misma mierda que todos los demás.
     Cuando no te veo en mucho tiempo te idealizo y después te veo y recuerdo de golpe que eres un imbécil, deberías desaparecer de nuevo varios meses para olvidar la decepción.


20/5/14
     Todavía no se me olvida.
it hurts to say, but I want you to stay
sometimes
sometimes

62/Modelo para armar, Julio Cortázar (fragmento)

     Entro de noche a mi ciudad, yo bajo a mi ciudad
donde me esperan o me eluden, donde tengo que huir
de alguna abominable cita, de lo que ya no tiene nombre,
una cita con dedos, con pedazos de carne en un armario,
con una ducha que no encuentro, en mi ciudad hay duchas,
hay un canal que corta por el medio de mi ciudad y navíos enormes
sin mástiles pasan en un silencio intolerable
hacia un destino que niega mi ciudad
donde nadie se embarca, donde se está para quedarse
aunque los barcos pasen y desde el liso puente alguno esté mirando mi ciudad.

     Entro sin saber cómo en mi ciudad, a veces otras noches
salgo a calles o casas y sé que no es mi ciudad,
mi ciudad la conozco por una expectativa agazapada,
algo que no es el miedo todavía pero tiene su forma y su perro y cuando es mi ciudad
sé que primero habrá el mercado con portales y con tiendas de frutas,
los rieles relucientes de un tranvía que se pierde hacia un rumbo
donde fui joven pero no en mi ciudad, un barrio como el Once en Buenos Aires, un olor a
[colegio,
paredones tranquilos y un blanco cenotafio, la calle Veinticuatro de Noviembre
quizás, donde no hay cenotafios pero está en mi ciudad cuando es su noche.

     Entro por el mercado que condensa el relente de
un presagio indiferente todavía, amenaza benévola allí me miran las fruteras
y me emplazan, plantan en mí el deseo, llegar adonde es necesario y podredumbre,
lo podrido es la llave secreta en mi ciudad, una fecal industria de jazmines de cera,
la calle que serpea, que me lleva al encuentro con eso que no sé,
las caras de las pescaderas, sus ojos que no miran y es el emplazamiento,
y entonces el hotel, el de esta noche porque mañana o algún día será otro,
mi ciudad de hoteles infinitos y siempre el mismo hotel,
verandas tropicales de cañas y persianas y vagos mosquiteros y un olor a canela y azafrán,
habitaciones que se siguen con sus empapelados claros, sus sillones de mimbre
y los ventiladores con un cielo rosa, con puertas que no dan a nada,
que dan a otras habitaciones donde hay ventiladores y más puertas,
eslabones secretos de la cita, y hay que entrar y seguir por el hotel desierto
y a veces es un ascensor, en mi ciudad hay tantos ascensores, hay casi siempre un ascensor
donde el miedo ya empieza a coagularse, pero otras veces estará vacío,
cuando es peor están vacíos y yo debo viajar interminablemente
hasta que cesa de subir y se desliza horizontal, en mi ciudad
los ascensores como cajas de vidrio que avanzan en zig-zag
cruzan puentes cubiertos entre dos edificios y abajo se abre la ciudad y crece el vértigo
porque entraré otra vez en el hotel o en las deshabitadas galerías de algo
que ya no es el hotel, la mansión infinita a la que llevan
todos los ascensores y las puertas, todas las galerías,
y hay que salir del ascensor y buscar una ducha o un retrete
porque sí, sin razones, porque la cita es una ducha o un retrete y no es la cita,
buscar la ducha en calzoncillos, con un jabón y un peine
pero siempre sin toalla, hay que encontrar la toalla y el retrete,
mi ciudad es retretes incontables, sucios, con portezuelas de mirillas
sin cerrojos, apestando a amoníaco, y las duchas
están en una misma enorme cuadra con el piso mugriento
y una circulación de gentes que no tienen figura pero que están ahí
en las duchas, llenando los retretes donde también están las duchas,
donde debo bañarme pero no hay toallas y no hay
donde posar el peine y el jabón, donde dejar la ropa, porque a veces
estoy vestido en mi ciudad y después de la ducha
iré a la cita,andaré por la calle de las altas aceras, una calle que existe en mi ciudad
y que sale hacia el campo, me aleja del canal y los tranvías
por sus torpes aceras de ladrillos gastados y sus setos
sus encuentros hostiles, sus caballos fantasmas y su olor de desgracia.

     Entonces andaré por mi ciudad y entraré en el  hotel
o del hotel saldré a la zona de los retretes rezumantes de orín y de excremento,
o contigo estaré, amor mío, porque contigo yo he bajado alguna vez a mi ciudad
y en un tranvía espeso de ajenos pasajeros he comprendido
que la abominación se aproximaba, que iba a ocurrir el Perro, y he querido
tenerte contra mí, guardarte del espanto,
pero nos separaban tantos cuerpos, y cuando te obligaban a bajar entre un confuso
[movimiento
no he podido seguirte, he luchado con la goma insidiosa de solapas y caras,
con un guarda impasible y la velocidad y campanillas,
hasta arrancarme en una esquina y saltar y estar solo en una plaza del crepúsculo,
y saber que gritabas y gritabas perdida en mi ciudad, tan cerca e inhallable,
para siempre perdida en mi ciudad, y eso era el Perro, era la cita,
inapelablemente era la cita, separados por siempre en mi ciudad donde
no habría hoteles para ti ni ascensores ni duchas, un horror de estar sola mientras alguien
se acercaría sin hablar para apoyarte un dedo pálido en la boca.

     O la variante, estar mirando mi ciudad desde la borda,
del navío sin mástiles que atraviesa el canal, un silencio de arañas
y un suspendido deslizarse hacia ese rumbo que no alcanzaremos
porque en algún momento ya no hay barco, todo es andén y equivocados trenes,
las perdidas maletas, las innúmeras vías
y los trenes inmóviles que bruscamente se desplazan y ya no es el andén,
hay que cruzar para encontrar el tren y las maletas se han perdido
y nadie sabe nada, todo es olor a brea y a uniformes de guardas impasibles
hasta trepar a ese vagón que va a salir, y recorrer un tren que no termina nunca
donde la gente apelmazada duerme en habitaciones de fatigados muebles,
con cortinas oscuras y una respiración de polvo
y de cerveza, y habrá que andar hasta el final
del tren porque en alguna parte hay que encontrarse,
sin que se sepa quién, la cita era con alguien que no se sabe y se han perdido las maletas
y tú, de tiempo en tiempo, estás también en la estación pero tu tren
es otro tren, tu Perro es otro Perro, no nos encontraremos, amor mío,
te perderé otra vez en el tranvía o en el tren, en calzoncillos correré
por entre gentes apiñadas y durmiendo en los compartimentos donde una luz violeta
ciega los polvorientos paños, las cortinas que ocultan mi ciudad.


Para vos, oso maloso

     El gélido mordisco del aire nocturno me hace recordar tu cuerpo siempre frío, las manos álgidas palmo a palmo por mi cuerpo también helado y yo como lagartija siempre buscando el sol y el calor en vos, cuando sabía que también sos un animal de sangre fría; hasta en tus ojos, que son tan vivos y sin embargo siempre dan frío, tristeza, melancolía: sentimientos helados, vos comprendes. Y eso que nos queremos, mira, porque muchas veces nos queremos; aunque no sea siempre, pero con todo eso siempre hay frío entre vos y yo. Yo no sé si con ella te pasará igual, me imagino que no, me imagino que eso pasa entre nosotros porque vos me metiste el frío dentro y también yo lo tenía guardado,  y entonces nunca pude recuperar la tibieza de nadie más, mira como fuiste de malo para mí. Tienes las manos frías, te decía siempre cuando me tocabas. La primera vez que nos besamos me hacías cariño en la espalda con tus manos frías en pleno invierno, date cuenta como estábamos destinados a esto, como no supe verlo, el frío eterno junto a vos. Incluso cuando hacíamos el amor, sabes?, aunque sudáramos y nos moviésemos siempre había frío, yo siempre temblaba desde que llegabas hasta que te ibas y luego no recuperaba el calor en todo el día. Cuando te veo caminando a una cuadra de mí sé que sos vos porque lo siento, aunque no me creas te lo digo, siento en mi espalda un escalofrío.

     Te preguntarás qué hago a las 4 y media en la madrugada divagando sobre vos y sobre el frío, o quizá ni siquiera te lo preguntes porque no te importan esas cosas, no te importan los por qué sino el hecho mismo, tan centrado vos para tus cosas, tan impaciente. En verdad te escribo así porque el frío me toca los muslos y en el frío estás vos, en la lluvia, en el viento. ¿Te acuerdas un día que salimos cuando llovía? No te acuerdas porque nunca recuerdas nada, pero yo no podía parar de reír sentada en esa plaza con el pelo mojado, tu cara goteando de incredulidad, me reí hasta que vos te fuiste, no pude decirte nada más, tan feliz estaba porque entonces yo te amaba.

     Estoy divagando, vos lo sabes, pero comprenderás lo que te digo, siempre sabes lo que quiero decir y también lo que no te digo. Vos sos el fuego que consume pero al mismo tiempo el hielo que quema, sabes? Te escribiría esto a vos, directamente a vos si no fuera porque después tienes problemas con la señorita y ahí ya no es tan fácil hablar con vos ni divertido así que lo dejamos en anónimo por mientras. Lo único que me queda por decir es que para mí comenzó el invierno desde que te conocí; la tibieza es cosa de otros tiempos.

Where exactly do you put your hands on somebody who hurts everywhere?
Charles D'Ambrosio 

I guess you don't.- 
 

Perdón

Tengo ganas de saber quererte, pero hoy ya no soy yo (Escuchar)

     Me aburro rápido de la gente. No es que lo decida, simplemente es así, conozco a la gente, a veces la quiero y después, cuando me canso, la deshecho. Y no me importa, eso es lo peor de todo.

     Hoy es uno de esos días en que sí me importa, días que pienso que he tenido mucho y lo he dejado todo, nunca es suficiente, siempre falta algo, siempre estoy más vacía, siempre es otra cosa la que me hace falta, y yo quisiera, de verdad quisiera poder devolver lo que me dan,  pero no puedo, no puedo, no puedo. Ni siquiera puedo mentir, no quiero mentir, ese es mi problema: no puedo amar, y siempre simulo que sí, pero no puedo aguantar mintiendo, se acaba pronto porque no lo soporto.

     Pido perdón hoy, lo más sinceramente que puedo, pido perdón. Perdón a quienes me han amado, me han cuidado, a quienes han intentado salvarme de mí. A quienes, a pesar de todo lo que hago, siguen pensando en mí, a quienes insisten, a quienes se rindieron porque ya no aguantaban. Les pido perdón a todos ustedes, porque yo nunca seré capaz de devolverles lo mismo, aunque quisiera. Y tampoco quiero.

     Pido perdón pero no me arrepiento, porque sé que no puede ser de otra forma.

    Lo mejor que podrían hacer es dejarme sola de una vez por todas.

Tan lejos de mí, tan cerca del olvido.

Me duele, vos no sabes todo lo que me duele
(aunque no me duela siempre, aunque me duela sólo cuando estás conmigo)
vos no te imaginas -ni podrías imaginarte- todo lo que me angustia verte.

Yo quería que vos me acompañaras, ¿sabes?
te di todas las herramientas, todo para que vos entendieras
para que me destruyeses si querías, o para que me amases
te regalé palabras y lunas y lágrimas 
pero cómo ibas a comprender, cómo ibas siquiera a atisbar
si vos no sos lo mismo que yo

Yo lo sabía, pero quería creer que no era verdad
por eso me duele, porque no logré hacerlo verdad:
siempre quise que fueras real,
con tus margaritas y tus mañas y tu simpleza,
quería que fueras real como yo.

El problema es que no pude y te fui desechando,
 y así te encuentro ahora,
tan lejos de mí y tan cerca del olvido.
contador de visitas
relojes websrelojes gratis para blog