Cuando era pequeñita me levantaba todas las noches de luna y me escondía entre la cortina y la ventana a mirar hacia afuera, hasta que mi mamá se levantaba y me devolvía a la cama.
Hoy es uno de esos días.

O.G.



Ay Guayasamín, me dolés en el corazón

Razón de vivir



Para decidir si sigo poniendo esta sangre en tierra,
este corazón que bate su parte, sol y tinieblas.
Para continuar caminando al sol por estos desiertos,
para recalcar que estoy viva en medio de tantos muertos

Para decidir, para continuar, para recalcar y considerar
solo me hace falta que estés aquí con tus ojos claros..
Ay, fogata de amor, mi guía
razón de vivir mi vida.

Para aligerar este duro peso de nuestros días,
esta soledad que llevamos todos islas perdidas.
Para descartar esta sensación de perderlo todo,
para analizar por donde seguir y elegir el modo.

Para aligerar, para descartar, para analizar y considerar
solo me hace falta que estés aquí con tus ojos claros..
Ay, fogata de amor, mi guía
razón de vivir mi vida

Para combinar lo bello y la luz sin perder distancia,
para estar con vos sin perder el ángel de la nostalgia.
Para descubrir que la vida va sin pedirnos nada
y considerar que todo es hermoso y no cuesta nada.

Para combinar, para estar con vos
para descubrir y considerar
solo me hace falta que estés aquí con tus ojos claros
Ay, fogata de amor, mi guía
razón de vivir mi vida


Aquí vienes otra vez, pena infinita
estoy triste, triste, triste
me enferma el ruido de las grandes avenidas

[en la ciudad de la furia - soda stereo]
Probablemente [probablemente porque no quiero sonar fatalista ni mucho menos], nunca voy a amar a nadie tanto como te amé a vos.
Tenía (entre otras muchas) esa malsana obsesión de la fortuna, por ejemplo, creía que si perdía el solitario y dejaba de jugar le daba permiso a la mala suerte para quedarse, así que jugaba noches enteras, sin ganar una sola vez, hasta que llamaba la vida, la obligación de guardar la baraja con un sentimiento de desamparo, la ansiedad que la ahorcaba hasta que podía de nuevo jugar y comprobar si la suerte había vuelto. Nunca volvía; quizá por eso.
Hey, rayitas de cebra, te ves miserable.
quizá no estoy buscando nada
quizá me voy no para encontrar,
sino para desencontrar
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