Una cosa que quede clara entre nosotros: yo te amo.
Te amo con una locura desesperada y una desesperanza absoluta, como se ama lo que se sabe fugaz, efímero y precario. Como se ama lo que está pronto a morir.
Del mismo modo, no te necesito. En este momento pareciera que sí, y cuando sonríes se me ilumina la vida, pero eso es un detalle, pues cuando ya no se tiene ni a uno mismo, todo lo demás es insignificante, tú te irás, como se ha ido todo lo demás.
Esto lo escribo sólo con el objetivo de dejarte en claro que no te seguiré al fin del mundo, que si te decides a olvidarme, yo me decido a olvidarte, pero si me dices que te quedarás, yo me quedo contigo.
La decisión es totalmente tuya, mon chéri, así que elige sabiamente.