1. Escribe todos los días
Escribir es un músculo. Más pequeño que un tendón, y un poco más grande que un bíceps, necesita ser ejercitado para ser más fuerte. Piensa que tus palabras son repeticiones, tus párrafos son series, tus páginas son tu ejercicio diario. Piensa que tu laptop es una máquina como esa del gimnasio donde abres y cierras tus muslos frente a todo el mundo, mostrando al mismo tiempo tus inseguridades y tus genitales. Porque eso es de lo que se trata escribir.
2. No pierdas el tiempo
La pérdida de tiempo es una seductora sirena tentándote a buscar en google el país de donde viene Balki de Perfect Strangers, y pegarle notitas a tu perro en forma de hilarantes pantaloncillos. Una malvada tentación llamándote a cuidar a tus hijos y a bañarte. Bueno, es hora de mirar a los ojos a la pérdida de tiempo y decirle a esa linda marinerita "Perdón, hoy no, hoy escribo".
3. Pelea contra el bloqueo de escritor
La página blanca vacía. El Diablo Blanco. El Pollo Loco. De cualquier manera que quieras llamarlo, mirar en el abismo en busca de una idea puede ser aterrador. Pero pregúntate esto; ¿estaba Picasso asustado de su tela en blanco? ¿Estaba Mozart asustado de su partitura en blanco? ¿Estaba Edison asustado de su ampolleta en blanco? Si todavía te sientes bloqueado, pregúntate más cosas, como ¿por qué dejé mi trabajo para tener tiempo para escribir? ¿Puedo/debería beberme toda esta botella de aguardiente? ¿Dan The Price is Right a las 10 o a las 11?
4. Aprende de los maestros
Mark Twain dijo una vez: "Muestra, no digas". Esta es una importantísima lección que los escritores deben recordar; nunca dejes que tu ego crezca tanto que te sientas calificado para soltar frases oscuras y confusas como "Muestra, no digas". Gracias por nada, Mark.
5. Encuentra a tu musa
Encontrar una buena musa no es nada fácil en estos días, así que deberías pasar por varias antes de escoger una ganadora. Ten cuidado de las musas que prometen terminar con tus proyectos en tiempos irreales, o de las que visten ropas de hechicera. Cuando te fijes en una prometedora nueva musa, también fíjate en otros escritores tratando de aparecer y quitártela. Sólo sé paciente en tu búsqueda, porque la musa/humana correcta puede durar una vida entera.
6. Perfecciona tu arte
Hay dos cosas más difíciles que escribir. La primera es editar, la segunda es el nivel experto del Sudoku, donde hay llenos sólo dos putos cuadrados. Aunque editar es un proceso agotador, si trabajas realmente duro en ello, al terminar puedes notar que tu obra de arte tiene menos palabras que las que tenía antes, lo que es bueno. Quizá George Bernard Shaw lo expresa mejor, pues cuando enviaba una carta a su amigo le escribió: "Siento que esta carta sea tan larga, no tenía tiempo para hacerla más corta". Ninguna cita ilustra mejor el punto de que los escritores son gente muy ocupada.
7. Pide opiniones
Es muy fácil esconderte en tu pequeña burbuja, tipeando tus pequeñas palabras con tus pequeños dedos en tu pequeña laptop desde la comodidad de tu diminuta silla en tu pequeña casa miniatura. Uso este tono para ilustrar la importancia de desarrollar una piel gruesa. Recuerda, el único tipo de crítica que no te ayuda a mejorar es la crítica deshonesta. Eso, y alguien diciéndote que tienes los hombros raros.
8. Lee, lee, lee
No es un secreto que los buenos escritores son también buenos lectores, y si no puedes leer, tu escritura sufre las consecuencias. También si puedes leer, pero tienes que mover tus labios para leer las palabras más largas, serás un mal escritor. También si pronuncias espresso como expresso.
9. Estudia las reglas, después rómpelas
Parte de encontrar tu propia voz como escritor es encontrar tu propia gramática. No gastes tu carrera en un mar de copiones cuando puedes establecer tu propio set de reglas. Si todos están poniendo los puntos al final de sus oraciones, tú ponlos en medio de las palabras. ¿Será increíblemente difícil de leer? Sí, lo será. ¿Te pondrá en el camino de ser un pionero de la escritura? Difícil decirlo, pero te estás quedando sin opciones a estas alturas.
10. No pierdas la cabeza
El cerebro de un escritor está lleno de pequeños regalos, como una piñata en un cumpleaños. Está lleno también de demonios, como una piñata en un cumpleaños en un manicomio. La verdad es que no es sólo el alcohol, son los demonios los que mantienen vivo al espíritu de un torturado escritor. Seguro que el alcohol va a darte un pequeño empujón de energía, pero no hará absolutamente nada por tu escritura. Así que trata a tus demonios con el respeto que se merecen, y con suficiente medicación para mantener tus pantalones puestos.